Candelaria: Don Fermín Delgado González (1914-1989), guardia civil, teniente auxiliar de Infantería condecorado y comandante militar de El Hierro

Fermín Delgado González     En el presente año se cumple el centenario del nacimiento de un ilustre militar candelariero, don Fermín Delgado González, de quien también se conmemora el 25 aniversario de su muerte. Mientras prestaba su servicio militar como soldado de Infantería le sorprendió la Guerra Civil y en ella ascendió hasta sargento provisional, recibiendo asimismo varias condecoraciones. Luego pasó a la Guardia Civil y como guardia 2º estuvo destinado en el País Vasco y en los Pirineos, durante tres años y medio. Posteriormente se reincorporó a Infantería como sargento efectivo y, como tal, estuvo destinado en Marruecos y Fuerteventura, y participó en las operaciones militares de Ifni-Sahara. Tras ascender a brigada y a teniente auxiliar de Infantería, fue nombrado comandante militar y jefe del Destacamento de El Hierro. Finalmente estuvo destinado en el Regimiento de La Palma, donde se hizo cargo del Almacén, así como del mando y administración de la Unidad de Destinos, hasta alcanzar su retiro.

     Nació en Barranco Hondo el 25 de abril de 1914, siendo hijo de don Santiago Delgado González y doña Isidora González González. El 3 de mayo inmediato fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el cura ecónomo don José Trujillo y Trujillo; se le puso por nombre “Fermín Marcelino” y actuó como padrino don Fermín Higuera Mederos, natural de Bejucal (Cuba) y vecino del mencionado pago…

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Artículo-FERMÍN DELGADO GONZÁLEZ

Güímar: Don Trino Torres Hernández (1869-1959), orador, capellán, coadjutor y párroco de Fasnia, La Guancha, Fuencaliente, Taganana, Vilaflor, El Sauzal y La Esperanza

Trino Torres Hernández     El municipio de Güímar se ha caracterizado siempre por el elevado número de hijos que han dedicado su vida a la iglesia. Uno de ellos fue don Trino Torres Hernández, quien tras su ordenación sacerdotal desarrolló una intensa y larga labor ministerial en muchas localidades de la Diócesis. Destacó como orador sagrado y desempeñó sucesivamente los destinos de capellán del Hospital provincial “Nuestra Señora de los Desamparados”; coadjutor en las parroquias de Guía de Isora e Icod de los Vinos; ecónomo y mayordomo de la fábrica parroquial de Fasnia, durante más de siete años; cura interino de La Guancha; ecónomo de Fuencaliente; regente de Taganana; coadjutor de Güímar y La Orotava; ecónomo de Vilaflor y La Guancha, esta última durante once años, donde también fue miembro de la Junta local de Primera Enseñanza; regente y ecónomo de El Sauzal, durante un par de décadas, donde también fue somatenista, vocal de la Junta Municipal del Censo Electoral y de la Junta Local Antituberculosa; y ecónomo de La Esperanza. Tras su jubilación, debido a su avanzada edad, se estableció en La Laguna, donde murió con casi 90 años de edad, siendo el decano de los sacerdotes diocesanos de su época.

     Este recordado güimarero nació en el barrio de Los Majuelos el 2 de julio de 1869, a las tres de la madrugada, siendo hijo de don Felipe Antonio Expósito Díaz, natural de La Laguna y doña Ceferina Hernández Rodríguez que lo era de Güímar. El mismo día de su nacimiento recibió el bautismo en la iglesia de San Pedro Apóstol, de manos del beneficiado ecónomo don Juan Elías Hernández; se le puso por nombre “Trino Antonio María” y actuó como padrino don Trino García Gutiérrez. Muchos años más tarde, hacia 1922, su familia paterna sustituyó el apellido “Expósito” por “Torres”, que ya usarían todos sus miembros…

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Artículo-TRINO TORRES HERNÁNDEZ

El actual término municipal de Fasnia y sus pagos, según el padrón vecinal de 1779

Padrón Arico-1779     En el último cuarto del siglo XVIII, en 1779, el corregidor de Tenerife, a petición expresa de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, levantó un curioso censo de todos los pueblos de la isla y, por este precioso documento estadístico podemos conocer la pasada pobreza general de los pueblos del Sur, que nunca disfrutaron de las ventajas agrícolas y comerciales de los del Norte. Así, gracias al “Padron general del vecindario del Lugar de Arico con esprecion, de sus Barrios; edades, estado y ocupaciones, oficios y exercicios con las demas Notas, conforme a Riales ordens.”, confeccionado en dicho año por el fiel de fechos don Pablo Gómez y firmado por don José Martín Bello, “Alcalde atual de la Referida jurisdicion y sus territorios”, conocemos los límites de la amplia jurisdicción de Arico en esa época: “Esta jurisdición confina por la parte del Norte con la de Guimar, su divicion un Barranco que titulan de Herque. Por la parte del Sul con la juridicion de la Granadilla su divicion el Barranco que llaman del Río; puede tener de estremo a estremo sinco leguas con poca diferencia; por el poniente confina con la cumbre o tierras consexiles, por el Naciente el mar y del estremo del Mar a lo consexil puede aber quatro leguas poco mas o menos”. Por lo tanto, como se aprecia en dichos límites, incluía a los actuales términos municipales de Arico y Fasnia. Según este padrón, la población total de la jurisdicción ascendía a 472 vecinos (o familias), de los que 217 vivían en el actual término de Fasnia y 255 en lo que al presente es el municipio de Arico.

     Gracias a dicho documento, podemos conocer la situación de los cuatro núcleos o pagos que constituían el actual término de Fasnia, que sumaban en total 963 habitantes, agrupados en las mencionadas 217 familias. Aunque el pago de Fasnia ya contaba con 65 vecinos (279 almas), todavía era superado por La Zarza con 81 familias (332 personas); también había crecido La Sombrera, que en esa fecha casi había duplicado su población con respecto a la de 1737, con 38 vecinos (182 habitantes), y La “Savina Alta” o “Sabinalta”, que estaba a punto de triplicarla, con 33 familias (170 almas). Por esta razón, no es de extrañar que la primera ermita del término se construyese dentro del territorio correspondiente a dicho pago de La Zarza, el núcleo principal. La población activa se dedicaba casi en su totalidad al sector primario, tanto a la agricultura (jornaleros, labradores, mozos de labranza y medianeros) como a la ganadería (pastores de cabras u ovejas) y la pesca (tan sólo dos hombres de una misma familia). En cuanto al resto de las actividades, que ocupaban a menos del 10 % de la población activa, destacaban: dos carpinteros (uno de los cuales sabía medir tierras), un zapatero, un albañil, un fabricante de tejas y un marchante; además, un grupo considerable de hombres estaban “acomodados a sueldo” y otros figuraban ausentes “en Indias”. Por su parte las mujeres se dedicaban en su mayoría a atender a su familia, educar a sus hijos y hacer las tareas de la casa; en los ratos libres hacían labor (hilar, tejer y coser), en muchos casos para poder mantenerse; algunas compaginaban esas actividades con la agricultura y un pequeño grupo tenía profesiones u oficios específicos: varias acomodadas a sueldo, tres mercachifles o traficantes (dedicadas a comprar y vender), dos loceras (una de ellas también panadera), una criada, una esclava, etc.; además, muchas jóvenes cuidaban a sus padres. No podían faltar algunos enfermos e imposibilitados: ciegos, mancos, inválidos y dementes. Ningún niño iba a la escuela, que no existía, dedicándose a hacer mandados y ayudar a sus padres en lo que éstos les ordenasen, así como a aprender su oficio. La inmensa mayoría de los vecinos vivían pobremente o “con cortedad”, aunque muchos eran considerados sumamente pobres e infelices y algunos sobrevivían de limosna; un sector minoritario pasaba regularmente o “no tan mal” y tan sólo dos vivían “con buena comodidad”. En cuanto a la cultura, solamente 8 hombres sabían leer y escribir en toda la jurisdicción, que eran los labradores más acomodados o los artesanos (un carpintero y un zapatero); a ellos se unían otros tres hombres y una mujer que tan sólo sabían leer…

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San Miguel de Abona: Don Miguel Feo Hernández (1855-1919), maestro superior de Primera Enseñanza, presidente de la Sociedad “La Unión” y fiscal municipal suplente

San Miguel de Abona-2     Tras obtener los títulos de maestro elemental y superior de Primera Enseñanza, nuestro biografiado ejerció como interino, probablemente en su pueblo natal. Posteriormente tomó posesión de la escuela de niños de San Andrés y Sauces como maestro propietario, tras superar la correspondiente oposición, y allí permaneció durante algo más de cuatro años. Finalmente, pasó por concurso de traslado a la escuela elemental de niños de San Miguel de Abona, donde desarrolló una reconocida labor docente durante más de 31 años y hasta su muerte. Además, en su municipio natal ejerció como jurado judicial, presidente de la Sociedad “La Unión”, corresponsal de El Defensor del Magisterio, vocal de la Junta Municipal del Censo Electoral y fiscal municipal suplente.

     Nació en San Miguel de Abona el 11 de noviembre de 1855, siendo hijo de don Anselmo Feo Gómez y doña Emilia Hernández Alfonso. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia del Arcángel San Miguel por el cura párroco don Gerónimo Mora y Hernández; se le puso por nombre “Miguel María” y actuó como padrino su tío abuelo don Miguel Alfonso Feo, comandante graduado de Milicias…

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Artículo-MIGUEL FEO HERNÁNDEZ

Arona: Don Bartolomé Agustín de Sarabia (1726-1812), capitán graduado de Milicias, notario público eclesiástico, fiel de fechos, alcalde de Vilaflor y Arona

Arona-41.5 (CFIT)-2     Siguiendo la tradición de su familia materna, don Bartolomé Agustín de Sarabia siguió la carrera militar durante 39 años en el Regimiento Provincial de Abona, en el que entró como subteniente, para luego ascender a teniente y obtener el grado de capitán en el momento de su retiro. Además, desempeñó diversos cargos públicos: notario público eclesiástico, durante más de tres décadas; fiel de fechos o secretario del Ayuntamiento, por lo menos durante un año; alcalde en tres ocasiones de la amplia jurisdicción de Vilaflor; y primer alcalde real del pueblo de Arona, tras su segregación, donde años más tarde volvió a ser elegido para la misma responsabilidad. En el aspecto religioso, fue mayordomo de la Hermandad del Santísimo Sacramento y prioste de la Hermandad de la Misericordia. Llegó a ser en su época una de las personas de mayor prestigio social de la comarca de Chasna.

     Nuestro biografiado nació en el pago del Valle (también conocido como Valle del Ahijadero, actual Valle de San Lorenzo, en Arona) el 24 de agosto de 1726, siendo hijo del secretario don José Perera de Saravia, natural de La Victoria, y de doña María Matías Borges y Quijada, que lo era de Vilaflor. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol de Vilaflor por el Doctor don Antonio de la Cruz Caraveo, beneficiado servidor de la misma; se le puso por nombre “Bartolomé Luis Agustín” y actuó como padrino don José Francisco Quijada, vecino de Arico…

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Artículo-BARTOLOMÉ AGUSTÍN DE SARABIA

Las fiestas de la Virgen de Candelaria en febrero de 1810, según el Diario de Juan Primo de la Guerra

Fiestas Virgen-Juan Primo-Diario      Don Juan Primo de la Guerra y del Hoyo (1775-1810), III Vizconde de Buen Paso, llegó a Candelaria el 1 de febrero, en su propio caballo y acompañado por su criado, y abandonó este pueblo en las primeras horas de la mañana del día 3. En su minuciosa descripción incluye detalles del viaje y del recorrido, los lugares que atraviesa, el paisaje e incluso las plantas. Luego, ya en Candelaria, se detiene en detalles sobre la familia que lo alojó en su casa durante los dos días. En la localidad mariana hace una descripción de los lugares de interés que visitó: la cueva de San Blas, primera morada de la Virgen; la iglesia parroquial de Santa Ana; el convento, con su sacristía y los cuadros de los milagros; y la casa del Cabildo. Asimismo, describe los actos a los que asistió, como las “horas del Nombre” en la capilla de la Virgen, cantada por los dominicos; la salve cantada por un coro de mujeres de La Esperanza; las misas y diversas procesiones celebradas el día principal. Resulta muy interesante la referencia a la canción entonada por una quincena de “guanches”, en una de las primeras descripciones de este colectivo, que de forma extraordinaria concurrieron a esta festividad, pues solo solían hacerlo en la de agosto; en esta ocasión lo hicieron invitados por el Cabildo para agasajar al diputado vocal de la Junta de Gobierno del Reino, don Manuel María Avalle, quien los recompensó económicamente por ello. Incluye detalles de la vivienda en que se alojó y de las comidas efectuadas en ella, así como del ambiente que se respiraba en la casa del Cabildo, los refrescos allí servidos, los juegos de naipes, los invitados asistentes de las principales familias de la isla y sus entrevistas con algunos personajes.

   Criticaba el antiguo fanatismo religioso, el exceso de fantasía asociada a la venerada imagen, que mucha gente poco reflexiva creía era un ser vivo, y la falta de racionalidad y sencillez en el culto a la Virgen de Candelaria, cuyo hallazgo por los guanches ya era de por sí suficiente importante como para sostener la fe y la veneración por esta “respetable imagen”. También describe el lugar de Candelaria: su orografía y paisaje; su población; su producción y economía, destacando la dedicación masculina a la pesca y la navegación, y la femenina a la elaboración de cerámica. Relaciona los principales personajes que residían en la localidad. Además, menciona el castillo, la batería y las casas que allí tenían el Conde de La Gomera, el Marqués de Casahermosa, las familias Soler y Montemayor. En su regreso, el autor del relato hace mención a como su caballo retrocedía “al ver correr los barrancos”, lo que nos indica que ese invierno había sido muy lluvioso en el sureste de Tenerife.

      En resumen, los datos contenidos en el Diario de don Juan Primo de la Guerra son de enorme interés para conocer como era el pueblo de Candelaria en los albores del siglo XIX; las características de la festividad del mes de febrero y el ambiente que se vivía en ellas; y muchos aspectos etnográficos relacionados con las viviendas, la alimentación, los oficios tradicionales, los medios de transporte, etc…

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Güímar-Arafo: Doña Amalia María Hernández Álvarez (1923-2001), “Crucita”, maestra de Malpaís, Cruz de Tea, Escuela Volante, Las Cuevecitas, El Hierro y Arafo

Amalia Hernández Álvarez-2     Hija de maestros, nuestra biografiada siguió la tradición familiar y, tras obtener el correspondiente título, ejerció como maestra interina en Malpaís de Candelaria y en la Cruz de Tea (Granadilla de Abona). Una vez superada la correspondiente oposición, fue nombrada propietaria provisional de la Escuela Volante y, tras un paso fugaz por la Sección Graduada de Güímar, fue destinada a Las Cuevecitas de Candelaria. Luego, ya como propietaria definitiva, estuvo destinada en El Hierro, primero en San Andrés y luego en El Mocanal, para pasar finalmente al Colegio “Andrés Orozco” de Arafo, donde alcanzó la jubilación, tras 36 años de intensa labor docente, casi 30 de ellos en esa última localidad, de la que era oriunda. Después de jubilada vivió en El Puertito de Güímar, en su municipio natal.

     Nuestra biografiada nació en Güímar el 3 de marzo de 1923, a las doce del mediodía, siendo hija de don José Hernández Melque, natural de Arafo, y doña Basilia Álvarez Hernández, que lo era de Arona, ambos maestros y domiciliados en la plaza del Ayuntamiento (conocida por entonces como plaza del General Eulate). El 30 de abril inmediato fue bautizada en la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol por don Juan Jesús Amaro Díaz, Dr. en Sagrada Teología y cura ecónomo de la misma; se le puso por nombre “Amalia María del Pilar” y actuaron como padrinos don Abelardo García Rodríguez y doña Herminia Fumero Pérez…

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Artículo-AMALIA MARIA HERNÁNDEZ ÁLVAREZ

Granadilla de Abona: Don Manuel González Guillén (1770-1837), teniente de beneficiado de Vilaflor, mayordomo de fábrica, teniente de párroco y cura servidor de Granadilla

Granadilla-1 (CFIT)   Nuestro biografiado fue un sencillo cura de pueblo, cuya vida transcurrió en la comarca de Abona, en la que desempeñó cargos parroquiales modestos. Tras su ordenación sacerdotal fue nombrado teniente de beneficiado de Vilaflor. Luego fue adscrito a la parroquia de su Granadilla natal, en la que permanecería el resto de su vida y en la que ejerció como predicador, mayordomo de la fábrica parroquial, encargado de las misas del alba, teniente de párroco y cura sustituto o servidor, en varias etapas.

     Nació en Granadilla de Abona el 25 de diciembre de 1770, siendo hijo de don Juan González Guillén y doña María Josefa Bello, naturales y vecinos de dicha feligresía. Dos días después recibió el bautismo en la iglesia de San Antonio de Padua de manos del párroco don Joaquín González Perlaza del Castillo; se le puso por nombre “Manuel Antonio” y actuó como padrino don Antonio González Perlaza…

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Artículo-MANUEL GONZÁLEZ GUILLÉN

Las revueltas populares de El Escobonal (Güímar) contra la recaudación de contribuciones y el establecimiento del fielato

Escobonal-1930     En la segunda mitad del siglo XIX, la situación de abandono se fue haciendo cada vez más manifiesta en Agache, a pesar de que el Ayuntamiento tomó algunas medidas para contentar a estos vecinos, como la creación de una escuela incompleta en El Escobonal en 1864, que sería cerrada a los pocos años, y el establecimiento del colegio electoral de Agache en la ermita de San José, para evitar el desplazamiento al casco de los agacheros cada vez que había elecciones. Pero las dificultades económicas de la época, agudizaron la tensión e hicieron que los vecinos de El Escobonal y los pagos limítrofes recurrieran el reparto individual del impuesto de consumos y lograran su anulación. Años más tarde, el Ayuntamiento logró el establecimiento de la fiscalización administrativa en Agache, con la creación de un fielato. Ante ello, los vecinos comenzaron a negarse a pagar los impuestos, hasta el punto de producirse revueltas, en las que se ahuyentaba a los notificadores y agentes ejecutivos que se acercaban hasta El Escobonal, con toques de cencerros, insultos, amenazas y disparos de armas de fuego; incluso en una ocasión, el agente ejecutivo y sus acompañantes llegaron a ser apaleados. Acudiendo a las autoridades los vecinos de esta comarca lograron la anulación de la fiscalización en dos ocasiones, pero los recursos presentados por el Ayuntamiento hicieron que se volviera a reestablecer, en el último caso de forma definitiva.

     En 1872, un pequeño grupo de vecinos de El Escobonal se negaron a aceptar el reparto individual de consumos que había realizado el Ayuntamiento de Güímar junto con la junta local de asociados y recurrieron en queja ante la Diputación Provincial. Ésta anuló dicho reparto, lo que fue recurrido sin éxito por el Ayuntamiento ante el Ministerio de la Gobernación, que lo declaró improcedente. Ante ello, el médico de Güímar, don Miguel B. Espinosa, que también destacó como político republicano y como periodista, publicó un artículo contra dicha resolución gubernamental, tratando con menosprecio a los “magos” de El Escobonal que hicieron la reclamación, vinculándolos a una sociedad semejante a la “Berbería”…

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Reflexiones en torno a una emotiva distinción

Acto-Calle-2014Cuando ya han pasado algunos días de uno de los momentos más emotivos de mi vida, creo llegado el momento oportuno para hacer unas breves reflexiones y expresar mi agradecimiento a todos los organizadores y asistentes al mismo.

Como ya saben, el pasado 1 de agosto se celebró el acto oficial de nominación de una calle con mi nombre en El Escobonal (Güímar), mi pueblo natal. Cuando yo nací, esta vía era una simple vereda de irregular pendiente; luego, en mi etapa de concejal, se transformó en una pista asfaltada, construida por los propios vecinos con la colaboración municipal, y de esa obra aún tengo alguna cicatriz en una de mis manos; años más tarde se transformó en una hermosa vía, ancha y con aceras, para que pudiesen subir las guaguas y los alumnos al nuevo colegio, construido junto a ella.

En ese inolvidable acto fui arropado por muchas personas e instituciones, a los que quiero agradecer su presencia: el Ayuntamiento casi en pleno, con su alcaldesa al frente, mi paisana agachera Carmen Luisa Castro Jorge, quien en su intervención me dirigió unas bonitas palabras, lo mismo que la actual concejal de Cultura, Loly Rodríguez Pérez, en las que se ponía de manifiesto tanto el reconocimiento y el respeto por mi labor como el cariño hacia mi persona; la Comisión Municipal de Honores y Distinciones en su integridad y algunos de sus antiguos miembros, con los que he compartido muchas horas de trabajo; representantes de la Junta de Cronistas Oficiales de Canarias, mis compañeros Febe Fariña Pestano, cronista oficial de Arafo, a quien le tocó hacer mi reseña biográfica, labor que asumió con la rigurosidad y la profesionalidad que son habituales en él, sin soslayar el afecto que nos tenemos desde hace muchos años, y Juan Carlos Díaz Lorenzo, cronista oficial de Fuencaliente, quien haciendo honor a su cargo hizo un amplio reportaje fotográfico y una bella reseña del acto que publicó en su blog; directivos y antiguos socios del Tagoror Cultural de Agache, encabezados por su actual presidente, Josué Rodríguez Gómez, quien intervino en el acto para justificar la propuesta de esta iniciativa, como reconocimiento a su fundador y presidente honorario; la Comisión de Fiestas en honor a San José, con su presidenta a la cabeza, Silvia Pérez Díaz, quien me entregó un detalle elaborado por una artesana local, con símbolos de nuestro pueblo; el cura párroco de la comarca, Antonio Damián Herrera Chávez, y el vicario de Santa Cruz de Tenerife, Juan Manuel Yanes Marrero, amigo de la infancia y colaborador fiel en muchas aventuras juveniles, así como otras muchas personas ligadas a la Parroquia de San José; el Ayuntamiento de Candelaria, representado por el teniente de alcalde y buen amigo, José Francisco Pinto Ramos; el Departamento de Botánica de la Universidad de La Laguna, a través de varios compañeros y antiguos alumnos; y otros muchos amigos y paisanos, que no relaciono por temor a omitir alguno.

Quiero dedicar un capítulo especial a los miembros de mi familia presentes en el acto, por estar siempre a mi lado: mi esposa, compañera y amiga, Mari Carmen Gil Hernández; mis hijos, Romén y Béntor; sus novias, Mónica y Leticia; mi madre, Miguelina Delgado Frías; mi hermano Miguel; mi cuñada Marina; mi sobrina Noelia; y mis primos, Nelly, José Enrique, Juana Mari, Manola y  Cari.

A medida que pasan los años, y yo ya voy para 57, uno se va haciendo cada vez más sensible y ello justifica los sentimientos que ese día afloraron a mi piel, sobre todo ante las ausencias forzadas por la distancia o la ley de vida. Lamenté especialmente la de mi padre, Domingo Octavio Rodríguez Díaz, carpintero y músico, fallecido hace 23 años, quien colaboró conmigo en todas las aventuras que emprendí en mi juventud y que me han traído hasta aquí, a pesar de no estar totalmente de acuerdo con algunas de ellas; mi recordado maestro, don Juan Rodríguez Pérez (vivo en el cuerpo pero no en la mente), y el párroco del pueblo, don Julio Herrera González (a muchos kilómetros de distancia y del que fui monaguillo), quienes convencieron a mis padres de que debía estudiar y me buscaron una beca para ello; don Agustín Sánchez Suárez, “El Zapatero”, ya fallecido, hombre de buen humor y mente abierta, del que recibí buenos consejos y en cuyo taller pasé muchos ratos de mi infancia y adolescencia; don Gonzalo Díaz Hernández, que también nos dejó hace muchos años, director de la sucursal de CajaCanarias y amante de todo lo canario, que fue uno de los impulsores del Tagoror Cultural de Agache y nos inculcó el amor por lo nuestro; y don Carlos Díaz Campos “El Policía”, la memoria viva de esta comarca, que me enseñó mucho de lo que sabe sobre la historia, las tradiciones, los personajes y la etnobotánica de nuestro pueblo, a quien los achaques de su larga vida lo están alejando de nuestra realidad.

Otros muchos amigos y antiguos colaboradores tampoco pudieron estar presentes por motivos familiares o profesionales, o sencillamente porque no se enteraron a tiempo. Eché en falta su presencia física, pero no la anímica, porque a la hora de hacer balance yo los sentía allí, junto a mí en un momento tan especial.

En fin, aunque ya he recibido varias distinciones en éste y otros municipios vecinos, debo reconocer que el reconocimiento en tu pueblo natal, en el que creciste y te formaste como persona, es siempre distinto y constituye un momento único en tu vida. Por ello, una vez más quiero expresar públicamente mi profundo agradecimiento a todos, presentes y ausentes, por su apoyo sincero. Gracias, muchísimas gracias.

Por si quieren descubrir mi parte más humana, en el siguiente enlace pueden leer mi discurso de agradecimiento:

Discurso-AGRADECIMIENTO CALLE EL ESCOBONAL-2014

También adjunto el enlace a la crónica del acto, con muchas fotos, publicada por mi compañero y amigo el cronista oficial de Fuencaliente, Juan Carlos Díaz Lorenzo:

Reseña acto-BLOG JUAN CARLOS DIAZ LORENZO