Adeje: Don Juan Agustín Capote de Alayón (1767-1826), labrador, alcalde mayor, notario público eclesiástico, fiel de fechos, artillero de la Casa Fuerte y sargento de Milicias

Adeje (CFIT)      De origen bastante modesto, nuestro biografiado aprendió a leer y escribir cuando esa preparación estaba reservada para la élite socio-económica de los distintos pueblos. Así, mientras trabajaba como labrador, la cultura autodidacta que había alcanzado le hizo destacar en la sociedad local, lo que permitió su nombramiento como alcalde mayor, notario público eclesiástico y fiel de fechos de la Villa de Adeje. Simultáneamente, en el aspecto militar fue artillero de la Casa Fuerte, en sustitución de su padre, y luego alcanzó el empleo de sargento de las Milicias Canarias. Dado el prestigio que se ganó a pulso, su descendencia ya mantuvo una posición destacada en la sociedad adejera.

     Nació en la Villa de Adeje el 24 de febrero de 1767, siendo hijo de don Francisco Lorenzo Capote, natural de Los Llanos de Aridane en La Palma, y de doña Agustina de Alayón y Acevedo, que lo era de la citada villa. El 2 de marzo inmediato fue bautizado en la iglesia de Santa Úrsula por fray Agustín Martel, religioso franciscano del Convento de Guadalupe y San Pablo, con licencia del beneficiado don Luis Ambrosio Fernández Núñez del Castillo; se le puso por nombre “Juan Agustín” y actuó como padrino don Juan Martín de Alayón…

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Artículo-JUAN AGUSTÍN CAPOTE DE ALAYÓN

Fasnia: Don José Díaz Flores (1741-1816), labrador, promotor de la independencia civil y religiosa de Fasnia, primer alcalde de la localidad y donante del solar para la nueva iglesia parroquial

Fasnia-Ruinas-1      Labrador acomodado, fue uno de los promotores de la independencia civil y religiosa de Fasnia. Primero fue elegido comisario de electores y luego primer alcalde real de Fasnia, cargo en el que repitió en otras dos etapas; además, fue apoderado del Ayuntamiento para asistir al Cabildo abierto en dos ocasiones, una de ellas la histórica asamblea de 1808, y resultó elegido síndico personero en otra ocasión. En el aspecto religioso, fue uno de los apoderados nombrados para hacer todas las gestiones conducentes a la creación de la parroquia; donó, junto con su esposa, parte del solar elegido para la nueva iglesia parroquial de San Joaquín; hizo una imposición perpetua de aceite para la lámpara del Santísimo Sacramento; y destacó como uno de los principales donantes de las limosnas para la construcción del nuevo templo parroquial, de las que también fue recaudador. Por su relevante papel en la historia del municipio, en 2012 se acordó dar su nombre a una calle.

      Nació en el pago de Sabina Alta el 13 de enero de 1741, siendo hijo de don Gaspar Díaz y de doña Florencia María González. Seis días después fue bautizado en la iglesia de San Juan Bautista de Arico por don José Bernardo Fernández Romero, cura párroco de la misma, examinador sinodal del Obispado y comisario del Santo Oficio de la Inquisición; actuaron como padrinos don Tomás González Fariña y doña Juana Luis, de la misma naturaleza y vecindad…

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La concesión a Güímar del título de “Ciudad” y del tratamiento de “Excelentísimo” a su Ayuntamiento (1961)

Güímar-plaza-1965-ciudad      El municipio de Güímar ostenta tres distinciones concedidas por el jefe del Estado. Por gestión del diputado don Félix Benítez de Lugo, Hijo Adoptivo de Güímar, el 28 de junio de 1900 la Reina regente doña María Cristina, en nombre de su hijo el Rey Alfonso XIII, concedió a Güímar el título de “Villa” y a su Ayuntamiento el tratamiento de “Muy Ilustre”, coincidiendo con el cuarto centenario de la fundación moderna de esta localidad, bajo la cultura europea. El 2 de febrero de 1928, el Rey Alfonso XIII, y en su nombre el ministro de la Gobernación, concedió a Güímar el derecho a usar como propio su Escudo municipal, a propuesta del Ayuntamiento presidido por don Tomás Cruz García (autor de su diseño). Y el 23 de noviembre de 1961, hace 51 años y medio, el jefe del Estado don Francisco Franco Bahamonde, a propuesta del Consejo de Ministros, le hizo merced a Güímar del título de “Ciudad” y del tratamiento de “Excelentísimo” para su Ayuntamiento. En el presente artículo queremos recordar cómo se tramitó este último expediente.

   El 18 de mayo de 1961, en sesión extraordinaria celebrada por el Pleno del Ayuntamiento de Güímar, se adoptó entre otros el siguiente acuerdo: “Previa declaración de urgencia, que hacen los miembros presentes por unanimidad, se procedió a oír la propuesta que hace el Sr. Alcalde de que se solicite de la Superioridad el título de Ciudad para Güímar y el tratamiento de Excelentísimo a este Ayuntamiento, proposición que apoya en el papel que juega esta localidad durante la conquista de la Isla y en la importancia que tiene en el presente como cabeza de toda la zona sur, y el Pleno de la Corporación aprueba esta moción por el voto unánime de los asistentes”…

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Candelaria: Fray Francisco Sabina (1764-1828), presentado dominico, suprior, depositario, misionero, pro-secretario, maestro, lector, preceptor y presidente del Convento Real de Candelaria

Candelaria-Patio convento       El Convento Real de Candelaria fue cuna de muchas vocaciones religiosas, por lo que esta Villa destaca en el contexto insular por el elevado número de sus hijos que siguieron la carrera eclesiástica a través de la Orden dominica. Un ejemplo de ello es el personaje al que dedicamos este artículo, fray Francisco Sabina, quien profesó en el Convento Real de Candelaria, en el que permaneció toda su vida religiosa y ostentó numerosos cargos de responsabilidad: suprior, depositario, misionero del Rosario, pro-secretario, maestro de novicios, lector de los casos de conciencia y preceptor de Gramática. En reconocimiento a sus méritos se le concedió el título de Presentado, que le fue retirado cuando se secularizó con motivo de la primera supresión temporal de dicho convento. Una vez restituido a su Orden y reabierto el convento, volvió al mismo como presentado y presidente, así como en sus anteriores cargos de maestro de novicios y preceptor de Gramática, en los que permaneció hasta su muerte. Durante su vida religiosa le tocó vivir de cerca dos tristes acontecimientos: la destrucción del Convento y la Basílica en el incendio de 1789 y la desaparición de la imagen primitiva de la Virgen de Candelaria en el aluvión de 1826.

     Nació en el lugar de Candelaria el 3 de abril de 1764, siendo hijo de don Juan Rodríguez Sabina y doña Josefa de los Reyes. El 15 de ese mismo mes fue bautizado con óleo y crisma en la iglesia de Santa Ana por fray Juan de Mora, teniente de beneficiado de dicha parroquia; se le puso por nombre “Francisco Rafael” y actuó como padrino el muy reverendo padre presentado fray Pedro de Barrios, prior del Real Convento de Candelaria…

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Artículo-FRAY FRANCISCO SABINA

San Miguel de Abona: Don Antonio Hernández Feo (1806-1888), capitán graduado de Milicias, procurador síndico del Ayuntamiento de San Miguel y rico propietario

San Miguel-La Hoya-2     Descendiente de una ilustre familia chasnera, el personaje al que dedicamos este artículo fue uno de los cuatro militares de mayor graduación nacidos en San Miguel de Abona en el siglo XIX, pues desde simple soldado ascendió hasta alcanzar el empleo de teniente de Granaderos, concediéndosele al final de su carrera el grado de capitán de Milicias, con lo que continuaba una larga tradición familiar. Fue además procurador síndico del Ayuntamiento, elector para las elecciones de diputados a Cortes, propietario agrícola y décimo contribuyente del municipio.

      Nació en el pago de La Hoya de San Miguel de Abona el 27 de agosto de 1806, siendo hijo de don Tomás de Aquino Hernández de Fuentes y de doña María Isabel Rodríguez Feo y Pérez, naturales del mismo pueblo y vecinos de dicho pago. Tres días después fue bautizado en la iglesia de San Miguel Arcángel por el cura rector propietario don José Afonso de Armas; se le puso por nombre “Antonio Miguel” y actuaron como padrinos don Miguel y doña María Petra Rodríguez Feo, tíos maternos de la criatura…

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Artículo-ANTONIO MIGUEL HERNÁNDEZ FEO

La recuperación del naciente de Añavingo en Arafo. El prodigio o “milagro” de San Agustín (1751)

Añavingo-640.8 (CFIT)-2      En la primera mitad del siglo XVIII dos sucesos vinieron a alterar el normal devenir del pueblo de Arafo, tanto en lo material como en lo espiritual: la erupción volcánica de 1705 y el desprendimiento que hacia 1745 cegó el naciente de Añavingo, con el prodigio de su reaparición en 1751, uno de los sucesos más extraños y hermosos de la historia local. De este último nos vamos a ocupar en el presente artículo.

     Hacia 1745 ó 1746, se desmoronó un risco de enorme altura sobre el naciente del Barranco de Añavingo, sepultando bajo muchas toneladas de piedras, grava y arena la madre del agua, así como el cauce de dicho barranco en un tramo descendente de más de 800 pasos. Los vecinos trataron de descubrir de nuevo el naciente, para lo que se dividieron en escuadras que trabajaron con ahínco durante largo tiempo, un poco más abajo del punto original. Pero a pesar de que abrieron un profundo pozo “capaz de derriscar un perro”, como comentó uno de los trabajadores, no se descubrió agua alguna, ni quedó esperanza de recuperarla con los medios humanos de la época. Al no encontrarse agua en ninguna otra parte, durante cinco o seis años el pueblo experimentó con angustia su falta y para el abasto doméstico tuvo que desplazarse hasta el vecino pueblo de Güímar, con el fin de aprovisionarse de tan imprescindible líquido.

      Por dicho motivo, en el año 1751 don Juan Hernández Santiago, en nombre de varios vecinos, propuso al capellán encargado de la ermita de San Juan Degollado el llevar en rogativa hasta dicho naciente la imagen de San Agustín, que desde hacía algunos años se veneraba en dicho templo. Pero dicho sacerdote, don Pedro de Castro y Ledesma, le aclaró que para ello era necesario hacerle un novenario a dicho Santo, ante lo cual el antedicho Sr. Hernández, empeñado con su idea, dispuso que se le hiciese…

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Artículo-PRODIGIO DE SAN AGUSTÍN

Güímar-Fasnia: Don Domingo de Castro y Baute (1770-1838), clérigo minorista, sochantre y notario público de Fasnia, escribiente, agrimensor, cirujano, curandero, labrador y marinero

       Al igual que su hermano Juan, nuestro biografiado inició la carrera eclesiástica, pero la abandonó cuando ya era clérigo minorista. No obstante, parte de los conocimientos adquiridos le sirvieron después de que su hermano fuese nombrado párroco propio de Fasnia, pues en esta parroquia desempeñó durante muchos años los cargos de sochantre y notario público eclesiástico. Asimismo, al ser una de las personas más preparadas de la comarca, ejerció los oficios de escribiente, agrimensor, cirujano y curandero; incluso en un corto período actuó como secretario acompañado del Ayuntamiento de Fasnia. Al margen de dichas responsabilidades, fue un destacado propietario agrícola de El Escobonal, donde era el único vecino que llevaba el título de “Don”; en este pueblo transcurrió casi toda su vida y trabajó, además, como labrador y marinero.

     Este destacado personaje nació en el pago de Chimaje, como por entonces se conocía a El Escobonal (Güímar), el 13 de diciembre de 1770, siendo hijo de don Ignacio de Castro “El Menor”, y doña María de León Delgado Baute. El 22 de dicho mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por Fray Vicente Arturo, de la Orden de predicadores y director del Santísimo Rosario del Convento de Güímar, con licencia del beneficiado don Joseph Fernández Camillón; se le puso por nombre “Domingo” y actuó como padrino su tío don Gaspar Delgado de Baute…

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Santiago del Teide: Don Juan Alonso del Castillo (1809-1897), coadjutor, servidor y ecónomo de varias localidades y párroco de la Villa de Santiago durante 28 años

Santiago-Iglesia-Cura     Don Juan Alonso del Castillo, nació en el inmediato pueblo de El Tanque, donde desempeñó el cargo de teniente servidor de la parroquia. Pasó luego como párroco propio a la Villa de Santiago, en la que permaneció durante 22 años. Luego fue nombrado sucesivamente coadjutor, beneficiado y vicario interino de Icod de los Vinos, cura encargado de La Guancha y coadjutor del Sagrario Catedral de La Laguna, de donde volvió a Icod. Más tarde llegó por segunda vez a Santiago del Teide, al frente de cuya parroquia permaneció durante otros seis años como cura servidor y ecónomo; aunque continuó viviendo en esta villa la mayor parte de los cinco años siguientes, en ese tiempo se le expidieron sucesivamente los nombramientos de coadjutor de San Sebastián, Garachico y la Concepción de La Laguna. Luego pasó como cura ecónomo a San Pedro de Daute, parroquia que regentó durante nueve años, en dos etapas. Finalmente, en los tres últimos años de su vida ejerció como coadjutor de Santa Ana en Garachico, aunque continuaba residiendo en San Pedro de Daute, donde falleció.

       Nuestro biografiado nació en El Tanque el 10 de diciembre de 1809, siendo hijo de don Antonio Alonso de Orta y Rodríguez y de doña Teresa Alonso del Castillo y González, naturales y vecinos de dicho lugar. Cuatro días después recibió las aguas bautismales en la iglesia de San Antonio de Padua de manos del presbítero don Blas Benítez del Hoyo, con licencia del cura párroco don Martín Rodríguez García del Castillo; se le puso por nombre “Juan Bautista Rita María de los Dolores” y actuó como padrino don Juan Antonio Casanova, sochantre y vecino del lugar de Garachico…

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Artículo-JUAN ALONSO DEL CASTILLO

Los antiguos enterramientos en los templos y la habilitación del primer cementerio de Candelaria

Esqueletos San Blas-3     El municipio de Candelaria cuenta en la actualidad con tres cementerios, pero solo desde mediados del siglo XX, pues con anterioridad sólo existía uno en el casco de Candelaria y hasta comienzos del siglo XIX, durante más de tres siglos, los enterramientos se efectuaban exclusivamente en los recintos religiosos de la localidad: el Santuario de la Virgen, la Cueva-ermita de San Blas, la iglesia parroquial de Santa Ana, la capilla del Convento dominico y raramente en las ermitas de la jurisdicción. No debemos olvidar, que en estos lugares también se enterraron los vecinos de Arafo hasta 1795, en que se segregó su parroquia.

     En el año de 1811, con motivo de la tristemente célebre epidemia de fiebre amarilla que asoló Tenerife, se habilitó un campo santo parroquial, en el que fueron enterrados al menos dos vecinos fallecidos del rigor de dicha epidemia, uno de ellos el propio párroco de la localidad. Tras pasar la epidemia, los entierros continuaron efectuándose de forma mayoritaria en la iglesia de Santa Ana, aunque muchos se hicieron también en la capilla del Convento. En 1828 se habilitó un cementerio parroquial provisional, a consecuencia del gran número de fallecidos en una epidemia de viruelas, aunque solo se mantuvo abierto durante nueve meses, pues dado que carecía hasta de vallado los entierros volvieron a la iglesia parroquial. Finalmente, en 1835 los enterramientos abandonaron definitivamente los templos, al abrirse de nuevo el cementerio provisional, que ya estaba cercado con un muro de piedra seca, el cual permaneció en funcionamiento hasta 1843, en que fue clausurado al trasladarse a las ruinas de la inacabada Basílica de la Virgen de Candelaria, donde continuó durante muchos años. El cementerio antiguo solo volvió a utilizarse esporádicamente y en cortos períodos coincidiendo con algunas epidemias, como ocurrió en 1862-1863 y 1897…

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Granadilla de Abona: Don Diego Oramas Bello (1795-1879), comandante graduado de Milicias, sargento mayor, comandante militar, alcalde de Granadilla, síndico personero y diputado de su Ayuntamiento

Diego Oramas Bello-hoja-2     Larga y fructífera es la tradición militar de Granadilla de Abona, pues no en vano fue durante más de un siglo cabecera del Regimiento (luego Batallón y Sección Ligera) de Milicias Provinciales de Abona, para continuar más tarde como cabecera de una compañía del Ejército Territorial de Canarias. Gracias a ello son muchos los hijos de este municipio que han servido como oficiales en las Milicias o en el citado Ejército, alcanzando varios de ellos grados y empleos de jefes, con mando sobre la amplia comarca de Abona.

    En este artículo nos vamos a ocupar de uno de estos militares vocacionales, que desde simple soldado ascendió por sus propios méritos hasta capitán de las Milicias Canarias; le fue concedido luego el grado de comandante de Milicias y la Cruz de la Orden Americana de Isabel la Católica; y desempeñó los cometidos de sargento mayor del Batallón y comandante militar del Cantón de Abona. Simultáneamente, tuvo una notable actividad política local, pues fue elegido en distintas legislaturas alcalde de Granadilla de Abona, síndico personero y diputado de su Ayuntamiento.

     Este destacado militar nació en Granadilla de Abona el 26 de junio de 1795, siendo hijo de don Manuel Oramas, natural de la Villa de La Orotava en la feligresía de San Juan, y de doña Isabel González Perlaza Bello y Torres. Cuatro días después recibió el bautismo en la iglesia de San Antonio de Padua, de manos de fray José Antonio Estrada, guardián del convento franciscano de dicha localidad, con licencia de don Cristóbal Pérez Barrios, cura párroco de la misma; se le puso por nombre “Diego Antonio Pedro” y actuó como padrino don José García…

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Artículo-DIEGO ORAMAS BELLO