Santiago del Teide: Don Antonio Martel Trujillo (1777-1859), sargento 1º de Milicias propuesto para oficial, comandante de armas y fiel de fechos del Ayuntamiento

Valle Santiago-Webb-2     Nuestro biografiado ingresó como soldado en las Milicias Canarias y, gracias a los méritos que hizo en el servicio, ascendió a cabo 2º, sargento 2º y sargento 1º del Regimiento de Abona; con este último empleo se le concedió la continuación en el servicio, se le propuso en varias ocasiones para su ascenso a oficial, aunque éste no se hizo efectivo, y llegó a ejercer como comandante de armas accidental de su villa natal. Fue elegido, además, fiel de fechos del Ayuntamiento; y figuró entre los mayores contribuyentes de dicho valle, por lo que alcanzó el derecho de figurar en la lista de electores para las elecciones de diputados a Cortes y senadores.

       Nació en la Villa de Santiago el 13 de septiembre de 1777, siendo hijo de don Antonio Martel García y doña Margarita Trujillo Díaz, de la misma naturaleza y casados el año anterior. Cinco días después fue bautizado en la iglesia de San Fernando por el predicador jubilado fray José Antonio Estrada, con licencia de don José Antonio de León Ferrera, cura de dicha parroquia y de Guía de Isora; se le puso por nombre “Antonio José Francisco Domingo” y actuó como padrino don Salvador García de Barrios…

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Artículo-ANTONIO MARTEL TRUJILLO

Candelaria: Don José Sabina Albertos (1849-1893), maestro, sochantre-organista, notario público eclesiástico, mayordomo de la Virgen, alcalde, secretario y juez municipal suplente

Candelaria antigua-15      Don José Sabina Albertos fue uno de los personajes más destacados de Candelaria en la segunda mitad del siglo XIX, transcurriendo casi toda su vida en dicha localidad. Adquirió una notable cultura, que completó con el título de Maestro, y desempeñó en su pueblo natal todos los cargos que requerían una cierta preparación intelectual. Así, fue durante 21 años maestro de la escuela pública de niños, que obtuvo en propiedad por oposición; sochantre, organista y notario público eclesiástico de la parroquia; mayordomo del Santuario de la Virgen de Candelaria; secretario interino del Ayuntamiento y acompañado del Juzgado Municipal, en dos ocasiones cada uno; elector e interventor electoral; alcalde constitucional y juez municipal suplente.

     Conocido por “El Santo”, probablemente por su larga vinculación con la parroquia, nuestro biografiado nació en Candelaria el 5 de septiembre de 1849, siendo hijo de don José Nicolás Sabina y Llarena y doña Rosa Albertos de Frías, naturales y vecinos de dicha villa. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el cura párroco don Juan Núñez del Castillo y actuó como padrino don Aurelio Perdigón, vecino de Arafo…

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La Capilla del Señor del Pino, símbolo entrañable de la villa de Arafo

      El presente artículo está dedicado a una de las principales señas de identidad de Arafo y quizás la más entrañable, la Capilla del Señor del Pino, que preside la entrada a esta villa. Tuvo su origen en un antiguo Calvario, construido en la base de un viejo Pino, en el que luego se colocó una pequeña imagen del Crucificado, el “Señor del Pino”. Con posterioridad de construyó la Capilla, que encerró en su interior la base del tronco del árbol que le da nombre, así como el Calvario y la imagen del Señor. Quedó anexa al primer cementerio de la localidad y al estar situada a la entrada del pueblo, sirvió de lugar de espera a todas las autoridades religiosas, civiles y militares, así como imágenes devocionales, que lo han visitado en los dos últimos siglos.

     Lo primero fue el “Pino del Señor”, auténtico símbolo vegetal de Arafo. Este árbol, varias veces centenario y de 18 m de altura, ya existía cuando se produjo la erupción volcánica de 1705, que alteró la configuración del pueblo. A pesar de su longevidad y de los daños producidos en él a lo largo del tiempo, aún crece vigoroso, aunque mutilado. Luego vino el “Calvario del Pino”, más tarde llegó el “Señor del Pino” y, finalmente, se construyó la “Capilla del Señor del Pino”…

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Vilaflor de Chasna: Don Agustín Lorenzo Viera y Torres (1739-1791), sacerdote, beneficiado propio de Vilaflor, examinador sinodal del Obispado, propietario agrícola y ganadero

Vilaflor-iglesia      Aunque prácticamente no salió de su pueblo natal, don Agustín Lorenzo Viera y Torres gozó de notable prestigio, pues fue el primer sacerdote nacido en el pueblo de Vilaflor que obtuvo en propiedad la parroquia de San Pedro Apóstol, a cuyo frente permaneció durante más de 26 años, hasta su prematura muerte. Además, estuvo encargado de la parroquia de San Antonio de Padua de Granadilla de Abona y se le nombró examinador sinodal del Obispado. Fue también un destacado propietario local, tanto agrícola como ganadero, y con sus bienes fundó una vinculación para miembros de su familia.

       Nuestro biografiado nació en Vilaflor el 9 de julio de 1739, siendo hijo del sargento don Agustín Lorenzo Viera y de doña Agustina de Torres. Tres días después fue bautizado en la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol por el beneficiado don Nicolás de la Torre y actuaron como padrinos don Gaspar de León y doña Ana González, vecinos del pago de La Escalona…

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Artículo-AGUSTÍN LORENZO VIERA TORRES

Adeje: Don Cristóbal Hernández de Torres (1716-1792), capitán de Milicias, apoderado, diezmero, administrador de la Real Renta del Tabaco y síndico personero de la Villa de La Orotava

Adeje-1829-Williams-2     A pesar de su origen humilde, su vinculación con la Casa Fuerte de Adeje permitió a este personaje alcanzar una posición social bastante notable para su época. Siguió la carrera militar en el Regimiento Provincial de Abona, en el que fue ascendiendo desde soldado a sargento, subteniente, teniente y, finalmente, a capitán de Milicias. Además, fue apoderado de la Condesa-Marquesa viuda y, a nombre de ella, albacea de su fallecido hijo don Domingo de Herrera Ayala y Llarena, Conde de la Gomera y Marqués de Adeje. Establecido en La Orotava, ejerció en dicha Villa como diezmero, administrador de la Real Renta del Tabaco y de diversas propiedades, entre ellas las de la Mitra del obispo de Canarias don Francisco Joaquín Herrera; también fue síndico personero del Ayuntamiento y hermano del Santísimo Sacramento de la parroquia de San Juan.

      Nuestro biografiado nació en la Villa de Adeje en el mes de noviembre de 1716, siendo hijo de don Cristóbal Hernández y de doña Marta Lorenzo. El 22 de dicho mes recibió el bautismo en la iglesia parroquial de Santa Úrsula, de manos de su pariente franciscano Fray Mateo de Torres, con licencia del beneficiado servidor Lcdo. don Melchor Alfonso Montesdeoca, y actuaron como padrinos el citado párroco y su hermana doña Isabel Gaspar de Montesdeoca…

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Artículo-CRISTÓBAL HERNÁNDEZ DE TORRES

Las primeras escuelas de El Escobonal (1864-1919). La larga lucha por conseguir la escolarización en el mayor pago de Güímar

Escobonal-1930 (Foto G. Díaz)     Se ha repetido tantas veces la tópica expresión “Un pueblo sin cultura no puede ser un pueblo libre”, que nunca nos hemos detenido a pensar en que esa generalización cuenta con ejemplos tan próximos a nosotros, que forman parte consustancial de nuestra propia historia. Tal es el caso de la larga historia de la conquista educativa en El Escobonal (Güímar), a la que vamos a dedicar el presente artículo. La lucha de los vecinos de este pueblo por acceder a su derecho a la educación comenzó a mediados del siglo XIX, cuando el 95 % de los mismos eran analfabetos, y solo sabían leer y escribir los pocos que habían aprendido con dos cultos hermanos escobonaleros, el ilustre presbítero don Juan de Castro y Baute y el polifacético don Domingo de Castro y Baute, quienes murieron en dicha localidad después de haber desarrollado una gran labor religiosa, educativa y social. Algunos otros agacheros afortunados pudieron trasladarse temporalmente a vivir en Güímar con algún familiar, o se acercaban hasta allí diariamente caminando durante horas por el antiguo camino real, para asistir a la escuela pública que se había creado en 1796.

            Con los datos anteriores, a los que se unía un abandono secular en el resto de las necesidades sociales de Agache, no es de extrañar que en 1858 los vecinos de esta comarca elevaran una instancia al subgobernador civil de las Canarias occidentales solicitando la creación de un Ayuntamiento para los pagos de El Escobonal, Lomo de Mena, La Medida y Pájara, segregado del municipio de Güímar; apoyaban la solicitud en once fundamentos, siendo uno de ellos: “la completa carencia de escuela pública ni privada”. Pero este argumento fue refutado en el Pleno del 1 de agosto de dicho año por la corporación municipal, en la que por entonces no había ningún representante de Agache, del siguiente modo: “Este Ayuntamiento no cuenta potestad para poner escuelas públicas en los caseríos, y si han existido y existen una de niños y otra de niñas en esta cabeza de Distrito para los alumnos que aspiren a su enseñanza en todo el radio de su demarcación municipal, la carencia de las privadas no es culpabilidad de este Cuerpo, y si exclusivamente de la indolencia de los vecinos que no queriendo aprovecharse de las públicas deben por sí crear privadas”. Además, argumentaba que los vecinos segregados no podrían cubrir los gastos ordinarios de un Ayuntamiento, entre ellos los ocasionados por “maestro y maestra de escuela” y “gastos materiales de la misma”. Téngase en cuenta que, por entonces, la única vía de comunicación entre El Escobonal y la cabecera municipal, donde estaban las escuelas elementales, era el Camino Real y la distancia que los separaba suponía unos diez kilómetros, a pie o en bestia. No hace falta decir que este intento de segregación no prosperó.

       A pesar de lo argumentado, seis años después de este fallido intento de segregación, en 1864, el Ayuntamiento de Güímar creó una escuela incompleta en el pago de El Escobonal, aunque por sugerencia del inspector de Primera Enseñanza de la Provincia, y alquiló un local para escuela y habitación del maestro por 180 reales. Permaneció abierta durante 17 años, hasta 1881 en que fue suprimida; en ese tiempo la regentaron dos hermanos güimareros, don Faustino y don Bernardo Campos Núñez. A partir de entonces se alternaron las escuelas privadas con las públicas, más algunos períodos sin ninguna de ellas, hasta que por Real Orden de 28 de febrero de 1919 (Gaceta del 11 de marzo) se crearon definitivamente las escuelas unitarias de niños y niñas de El Escobonal, que ya no se han visto interrumpidas hasta la actualidad, viéndose incrementadas en diversas unidades en el último siglo, hasta configurar el actual Centro de Educación Infantil y Primaria “Agache”. En este trabajo nos vamos a ocupar de esa etapa inicial, de 1864 a 1919, en que esta comarca trató de conseguir la necesaria escolarización…

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Arona: Don Francisco Villarreal y Frías (1839-1911), clérigo de menores, Bachiller, maestro, notario público eclesiástico, alcalde, cartero municipal y secretario del Juzgado


     El personaje al que dedicamos este artículo inició la carrera eclesiástica, que abandonó siendo clérigo de menores. Luego obtuvo el título de Bachiller en el Instituto Provincial y ejerció como primer maestro del Valle de San Lorenzo, pero tuvo que dejar dicha escuela ante las dificultades que sufría para cobrar el escaso sueldo asignado por el Ayuntamiento. Con posterioridad desempeñó la mayoría de los cargos de relieve que por entonces se podían ostentar en su pueblo natal, en los que se requería una cierta formación: notario público eclesiástico, alcalde constitucional, interventor electoral, concejal, cartero municipal, secretario del Juzgado Municipal y de la Junta Municipal del Censo electoral.

      Nació en Arona el 11 de mayo de 1839, siendo hijo de don Francisco Villarreal Bethencourt y doña Jerónima de Frías Delgado. Cuatro días después recibió el bautismo en la iglesia de San Antonio Abad, de manos del cura párroco propio don Miguel Rodríguez Guillama; se le puso por nombre “Francisco Antonio del Sacramento” y actuó como madrina doña Jerónima Villarreal…

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Candelaria: Fray Tomás Texera (1762-1829), sacerdote dominico, Presentado en Teología, administrador y prior del Convento Real de Candelaria, secretario del provincial y profesor

Capilla antigua-fiestas Candelaria    Muchas fueron las vocaciones religiosas que surgieron en torno a la Virgen y al Convento Real de Candelaria, gracias a lo cual la Villa Mariana destacó en el pasado por el número de sus hijos que ingresaron en la Orden de Predicadores. En este trabajo queremos recordar a uno de ellos, Fray Tomás Texera, sacerdote dominico que permaneció casi toda su vida como morador del citado convento, donde ostentó casi todos los cargos de responsabilidad: notario, cantor, depositario, administrador, profesor, suprior y prior; aunque también actuó como secretario y compañero del provincial. Recibió el importante título de Presentado en Sagrada Teología, que le fue retirado cuando se secularizó, con motivo de la supresión temporal del convento (1821-1824). Una vez reintegrado en su Orden y recuperado su título, continuó en dicho convento hasta su muerte, que se produjo mientras ostentaba el Priorato. A lo largo de su vida vivió dos tristes sucesos: primero, el incendio que en 1789 destruyó el convento y la basílica; y luego, el aluvión que en 1826 se llevó la primitiva imagen de la Virgen y el Castillo de San Pedro.

     Nuestro biografiado nació en Candelaria el 7 de marzo de 1762, siendo hijo de don Melchor Texera de Castro y doña Agustina Pérez. Cuatro días después fue bautizado, con óleo y crisma, en la iglesia de Santa Ana por don José Méndez y Azevedo, teniente de beneficiado; se le puso por nombre “Tomás del Rosario” y actuó como padrino don Agustín Lorenzo de Barrios…

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Artículo-FRAY TOMÁS TEXERA

El Volcán de Fasnia (1705), un suceso que mantuvo en vilo a la isla de Tenerife

Volcán de Fasnia     A comienzos del siglo XVIII un suceso vino a alterar el normal devenir del pueblo de Fasnia, tanto en lo material como en lo espiritual: la erupción volcánica de 1705 en la cumbre de este municipio, que se inició en la víspera de Reyes y mantuvo en vilo a toda la isla durante un par de semanas. Después de haberse cumplido su 308 aniversario en el pasado mes de enero, le vamos a dedicar el presente artículo.

      Tras una erupción volcánica iniciada en las cumbres de Arico el 31 de diciembre de 1704, cinco días después, el 5 de enero de 1705, a las ocho de la mañana y a la una de la tarde, se produjeron dos seismos de notable intensidad que preludiaron la apertura de una nueva fractura eruptiva, y así fue. Entre las tres y las cuatro de la tarde de ese mismo día se manifestaron los primeros signos del nuevo proceso volcánico en desarrollo; la erupción del Volcán de Fasnia en la vertiente oriental del dorso de Las Cañadas y a unos 900 m del anterior Volcán de Sietefuentes en Arico, en torno a los 2.200 m.s.m., al este del Llano de Maja y al Sur de Izaña. La actividad, según las crónicas, se originó al mismo tiempo a lo largo de una fisura formada por unas treinta bocas, extendidas a lo largo de casi un kilómetro y medio. La primera fase, de corta duración, presentó un comportamiento explosivo y fue reemplazada por una actividad mixta, ya que para ese mismo día y los siguientes las descripciones relatan la existencia de corrientes lávicas. En una fase posterior se produjo la reestructuración de los focos emisores, lo que originó la concentración y permanencia de los fenómenos eruptivos en puntos concretos de la fisura, favoreciendo el desarrollo desigual de los edificios a lo largo de ella. Las emisiones de lava se encauzaron desde los primeros días por las depresiones del terreno, lo que impidió que afectase a las tierras de labor; ello fue favorecido por la lejanía de las mismas de los focos emisores; tampoco produjo daños personales. El final de la erupción se sitúa en el 16 de ese mismo mes de enero, 11 días después de su comienzo, aunque el 2 de febrero inmediato entró en erupción un tercer y último volcán en la cumbre del Valle de Güímar, sobre el actual municipio de Arafo. Los tres volcanes, perfectamente alineados, formaron parte de un mismo proceso eruptivo fisural…

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Guía de Isora: Don Bernardo Nicolás Hernández de Medina (1747-1798), emigrante a Venezuela, labrador, subteniente de Milicias, comandante de armas y alcalde de Guía

Guía-(CFIT)      Este artículo está dedicado a un hombre de origen humilde que inicialmente se dedicó a la agricultura e incluso emigró a Venezuela para intentar mejorar su fortuna, pero después de su regreso se sintió atraído por las Milicias Canarias, a las que entregó los mejores años de su vida. Don Bernardo Nicolás Hernández de Medina ingresó en el Regimiento Provincial de Abona como sargento 2º de Milicias, para ascender luego por sus propios méritos a subteniente de Bandera, por lo que formó parte durante ocho años de la plana mayor del cuerpo, hasta que pasó con el mismo empleo a una compañía. Además, desempeñó la Comandancia de Armas de su pueblo natal, al ser el militar de mayor graduación que allí residía, mandó interinamente las compañías  7ª y 8ª de su Regimiento y fue elegido alcalde de Guía de Isora. También fue propuesto para su ascenso a teniente, pero su prematura muerte truncó la que parecía iba a ser una brillante carrera.

      Nuestro biografiado nació en Guía de Isora el 20 de agosto de 1747, siendo hijo de don José Hernández y de doña María Antonia Medina, naturales y vecinos de dicho lugar. El 28 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Luz por el cura servidor Dr. don Salvador Manuel Borxes de Soto, familiar del Santo Oficio de la Inquisición; se le puso por nombre “Bernardo Nicolás” y actuó como padrino don Bernardo Jiménez…

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Artículo-BERNARDO NICOLÁS HERNÁNDEZ DE MEDINA